miércoles, 28 de mayo de 2008

Cromagnodependiente


Tengo una amiga que define muy bien a muchas mujeres: Es inteligente, aguda, creativa, ‘todóloga’, culta-semiintelectual y muy divertida. Tiene una hermosa hija y un marido que es un muy buen tipo.
Siempre se ‘queja’ un poco de la actitud de los hombres ante la vida o ante las mujeres: Que si son tontos, que si se hacen, que si son menos o más inteligentes y blah, blah, blah... en un modo feminista-no feminista.
Ella se refiere siempre a los hombres como “cromagnones”, y trata de diferenciarnos en no más de 4 categorías... pasando desde el ‘cromagnon proveedor’ (un tipo que casi no habla, que sólo se preocupa por satisfacer a su vieja y darle de comer) hasta el ‘cromagnon Dr. House’ (alguien que es divertido, franco y medio cínico, del que todas las mujeres se enamoran aunque resulte insoportable).
Pero siempre gira alrededor de ellos, ya sea en su blog, o en su área de trabajo...
Y siempre se sorprende cuando ella tiene alguna ‘duda existencial’ o de trabajo a la que le viene dando vueltas y vueltas... y que resuelve preguntándole al ‘pensamiento lineal’ de un hombre. Que se la resuelve en un dos por tres...
Ahora está haciendo el Camino de Santiago, en España, en busca de algo... en esa búsqueda que muchos estamos o estuvimos...
Desde que le comentó a todos sobre el viaje -porque, como buena mujer, en serio, le comentó A TODOS- los que conoce o apenas conoce, siempre le cuestionaron -sobre todo los hombres- lo mismo: “Porqué lo haces?”.
Y la respuesta de ella era siempre esta o parecida a esta: “Para disfrutar mi soledad y encontrarme conmigo misma”.
Y ahí o iniciaban las conversaciones sobre el tema, o se terminaban con una levantada de cejas y fijaban la vista en otra parte.
Pero justo unos días antes de irse, le platicó su viaje a otro amigo, al que ella llama “El Cromagnon Rojo”

La pregunta de él a ella fue la misma:
—¿Para qué?

Y ella responde:
—Para para disfrutar mi soledad y encontrarme conmigo misma.

El ‘Cromagnon Rojo’ la mira, le da un trago a su cerveza (mientras mira la tele del bar donde están) y le dice:

—No entiendo a las mujeres— Continúa. —De por sí son complicadas y encima van y se inscriben en esos cursos de autoayuda, meditación espiritual, retiros, seminarios sobre enigmas del ser o hacen viajes absurdos y cosas por el estilo que las confunden más. —Sigue viendo la tele un rato y continúa— Creo que así como están son geniales, ¿pará qué le buscan? ¿Por qué insisten en que otros les digan que son perfectas como son cuando nosotros ya lo sabemos y si no lo sabemos, no nos importa?

La respuesta de ella fue mirar al fondo de su tarro de cerveza, su cerebro se le ‘freezeó’ por un momento, y pensó: “Creo que este sujeto, en el fondo, tiene un punto”.

Alguna vez platicamos sobre su sentido ‘cromagnon’ y como giraba alrededor de ellos en su blog y en sus actitudes... y su respuesta fue: “Las mujeres no podemos vivir sin ellos, son maravillosos, pero ustedes no pueden vivir sin nosotras”.

Así que, al final de todo... los ‘Cromagnones lineales’ somos indispensables.

Suerte en tu viaje!

1 comentario:

Unknown dijo...

Como un cromagnon honesto... creo que tanto hombre como mujeres creemos andar en competencia "a ver quién es más chingón"... cuando la verdad esa como la dice ella... no podemos vivir uno sin el otro, todo lo demás son solo traumas... y suerte en su viaje!